Santa Sofía de Constantinopla, dedicada  no a una santa de ese nombre como he leído en alguna noticia, sino a la Santa Sabiduría, fue en su origen una basílica cristiana que el emperador Justiniano I (537-565) encargó a los arquitectos a Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles para mostrar la grandeza de quien impulsó la recuperación, sin conseguirlo, del desparecido y devastado imperio romano de Occidente. El resultado fue una obra extraordinaria desde el punto de vista arquitectónico y artístico que daba forma material a la grandeza del emperador. Su enorme cúpula, que hubo de ser reedificada porque se cayó cuando estaba en construcción, es un prodigio constructivo en el que se emplearon recursos técnicos para aligerar el peso y dar la impresión de que quedaba suspendida en el aire.  Santa Sofía dejó de ser iglesia cristiana al conquistar los otomanos Constantinopla en 1453. El sultán Mehmet II la convirtió en mezquita   —era la norma propia en la época con los templos que de los lugares que pasaban a dominio de un estado con religión diferente— el mismo día de la conquista, el 29 de mayo.

En Santa Sofía se mantuvo el culto islámico hasta bien avanzado el siglo XX en que fue secularizada como un acto más del proceso de secularización de la sociedad turca llevado a cabo por Mustafá Kemal, conocido como Ataturk, quien, tras la desaparición del califato otomano y la desmembración de su imperio acordada en el tratado de Sèvres, tras la Primera Guerra Mundial, impulsó la occidentalización del país, lo que incluía su laicización. Esa actuación hizo que Ataturk haya sido considerado el padre de la moderna Turquía, aunque un número creciente de turcos lo consideran en la actualidad un radical laicista que llevó a que Turquía perdiera sus esencias tradicionales, al implantar modelos occidentales en el país. Esa opinión ha crecido de forma exponencial en los últimos años al compás que Recep Tayyip Erdogan ha impulsado un proceso de islamización creciente en la Turquía de nuestros días. Uno de los actos más llamativos de esa islamización ha sido volver a dar la condición de mezquita a Santa Sofía que le dio el sultán Mehmed II el mismo día que la ciudad pasaba a poder otomano en el siglo XV.

Muchos de los laicistas españoles, que han abogado porque la que fuera mezquita aljama de Córdoba, convertida en catedral cristiana al día siguiente en que las tropas de Fernando III entraban en la ciudad (1236) y la convertían en catedral cristiana al día siguiente, han puesto como ejemplo a seguir la secularización de Santa Sofía.

Más allá de que la mezquita de Córdoba esté asentada sobre una basílica visigoda, la de San Vicente y, por lo tanto, el hecho de que el templo musulmán se levantara sobre un primitivo templo cristiano, lo que plantea una casuística cuando menos curiosa, la argumentación de quienes tomaban lo ocurrido a comienzos de los años treinta del pasado siglo con Santa Sofía como modelo a seguir, ha sufrido un serio varapalo. El templo levantado como basílica cristiana y cuya función ejerció durante cerca de novecientos años, es de nuevo, por voluntad del mandatario turco Recep Tayyip Erdogan, una mezquita desde hace algunos días, concretamente desde el pasado 1 de agosto.

(Publicada en ABC Córdoba el 8 de agosto de 2020 en esta dirección)

Imagen: Pixabay

One Response to Santa Sofía | JoséCalvoPoyato
  1. Como siempre!, genial!! D, José, es un placer leer sus datos y comentarios.
    Gracias y un cordial saludo,


[arriba]
Deje un comentario